viernes, 7 de diciembre de 2018

"My Blanket"


















"MY BLANKET"
by Patricia Ramsauer
Wrapped in my blanket, mad at my brother,
because he kicked my doll.
I am here like in a little oven,
pacing my mood as it comes and goes.
I personally think
that the world is a piffle,
nothing is permanent,
I am proud of nothing.
Here in my pajamas,
I am in my quarters.
Nobody in, nobody out,
no question, I am the best.
I am on my little island,
in my inventing room,
here, I make everything new,
and everything else drifts away.
My jacket is jealous of my blanket,
it is my castle and my home,
a little itchy sometimes but cozy,
I am invisible inside my blanket.
I don't peek-a-boo, I peek all from here,
no guilt puzzles me, I gulp what I am.
I guzzle every thought, every feeling,
I can be grumpy here, no one cares.
Graceful lines hold my head and my chin,
my eyes closed, my nose snuffed,
tucked by my angel, it keeps me soft and warm
my blanket is all I have when I am sad.
This is the game I play when I fly in my dreams,
I build a castle of flowers for my fascination,
fairies and butterflies flutter around me,
never bored, never dull.
That's my world inside the blanket,
with a little light and my book,
my zany jungle of thoughts,
they come and go, they are my life.
My brother is the king in his world,
if he kicks my doll or wrecks my books.
That makes me jumpsy, but
he's my marshmallow at the end.
The meadows of my blanket,
hills and valleys, soft as clouds,
marbles roll up and down,
on mountains skiing after dawn.
Memories find me in the middle of my thoughts,
I pin each of them in the map of my existence,
in the planet where I live,
in the playground of questions and puzzles.
I am the queen, in my blanket-palace,
my guards are rabbits,
slow to anger, quick to jump,
from slope to slope in my whoppsy blanket.
Tall as skyscrapers sometimes,
smells like pie some other times,
smashed by my brother some days,
but he is a snapperwhipper as I said.
My little snowflake, he snarls at me,
then I snuggle and forget,
then he sneaks inside my blanket,
and we share a piece of apple pie.
He brings his own blanket,
we both sneeze at once,
then he snorts with a loud noise,
and sings a song of his own.
My blanket with her squiggly face,
always squishes me in a big hug.
I play statue, she is the squirrel,
then my mind flies away and finally,
I fall asleep.

domingo, 25 de noviembre de 2018

LA ISLA DE LAS LECCIONES

LA ISLA DE LAS LECCIONES

Hace muchos años, en una isla lejana, había una pupa colgando de la rama de un árbol. Dentro había una pequeña criatura. El estaba muy orgulloso porque tenía una manta especial entretejida con raros filamentos que lo conectaba con los diferentes habitantes de la isla.
La criatura en la pupa oyó un sonido extraño y viajó por ese canal en la net. Vió un gran oso marrón que estaba hibernando en un gran árbol hueco. Lo encontró por el sonido del hipo que el oso estaba teniendo. El oso impaciente por el hipo que no paraba “No puedo hibernar más con este hipo”. Y la criatura trató de entender la situación y observó al oso. El oso decidió dejar el árbol y fue a una cueva en la isla. Dentro de la cueva, encontró a un robot polvoriento sentado allí. “Hola hermano, ¿qué te ha pasado? ¿Porqué estas aquí sólo?” El robot no funcionaba bien. No podía hablar. El oso juntó unos alambres y apretó un botón que reseteó al robot. 
“Yo soy el robot de seguridad de la isla. He sido abandonado por los líderes. He visto pasar cosas malas en esta isla y ellos quieren que me quede callado. Buenas criaturas han sido maltratadas y eliminadas de la isla”. Dijo el robod con voz entrecortada.
“No te preocupes hermano. Nosotros vamos a darles una lección” dijo el oso.
El oso reseteó al robot. Borró la memoria y cambió las opciones para hacer maldades, lo hizo agresivo y malvado. 
“Anda libre y has lo que quieras. No te preocupes por los demás ni te preocupes por las consecuencias de lo que hagas”.
El robot salió de la cueva, actuando con un poder inusitado y sin cuidado alguno.
“Paff! Stomp! Whizzz! Plump!” Fue alrededor de la isla aterrorizando a todos los habitantes egoístas y engreídos que vivían allí, haciendo desastres por donde pasaba.
“Ey! como escapaste? porqué estas haciendo todo esto?! Para!” gritaban los habitantes de la isla, tratando de detenerlo. Pero el robot poderoso era imparable. El tomó el poder de la isla y la hizo temblar. 
El alimento de la isla estaba basado en un raro especímen de plantas y él destruyó todo el habitat. 
“!Sfffwwwwisshhh!!” El robot mandó rayos al cielo haciendo que todo sea frío y mató todas las plantas. 
“Oh, no, todo estos hongos por todas partes, vamos a morir!” dijo una criatura.
La isla completa fue destruída, no había esperanza. La isla se congeló por todos los cambios. Todas las criaturas murieron. Luebo hubo un mecanismo automático que limpió la isla. De acuerdo con las tradiciones de la isla, este sistema botó todas las criaturas al mar.
En este momento, el oso que sobrevivió hibernando, bajó de la montaña. Viendo toda la tragedia en la isla, se apenó mucho. “Esto es muy triste. ¿uando van a aprender?” Y caminando en una pista desolada encontró al robot, en medio de la calle. 
Cambió la opción del robot a “Lección”. El robot se levantó y se movió otra vez en su poderosa manera “Opción Lección, Comienzo de rescate”, Dijo en su nueva voz. Trajo una gran red y fue al mar. En un gran bote, colectó con la red miles de pupas que estaban en el fondo del agua. 
“Aquí vienen, espero que no haya sido en vano”, dijo el oso.
Las pupas salieron del agua brillando con luces multicolores. Una vez en la orilla, cada criatura salió viva de la pupa, abriendo sus alas, en una forma completamente nueva, renovadas, llenas de admiración. “Esta ha sido una experiencia totalmente nueva. He aprendido la verdad de la vida. Cómo ser bueno y amarnos los unos a los otros”. Dijo una de las criaturas. Todos vinieron con una gran perla en la mano. Esta era el premio por todo el sufrimiento de la experiencia y la lección aprendida.
Hubieron algunas criaturas que les molestó y estaban iracundas por los incidentes que pasaron y tiraron la perla al mar “¡No me importa, qué es esta perla, nadie me dice qué hacer, yo hago lo que quiero, no me importan los demás!” 
Todas las criaturas que tiraron la perla y no aceptaron la lección, fueron envueltas con la pupa nuevamente y fueron otra vez como bebés, colgando de las ramas de los árboles de la isla... esperando a crecer, observar y aprender otra vez.

El oso volvió al gran árbol hueco en la montaña, a su hibernación. Esta vez sin hipo, hasta la siguiente estación, donde sería encontrado nuevamente por la siguiente lección. La criatura de la pupa que estaba colgando de la rama observó la escena “Creo que esa lección era para mí también” y desplegando sus alas, salió de la pupa, transformada en una magnífica criatura alada. La manta de la que estaba tan orgullosa era su consciencia, siempre conectada a todas las criaturas alrededor de ella. “Hoy aprendí que vine a la vida con las alas de la libertad, la misma que perdemos si no somos cuidadosos manteniendo la paz del mundo. Y la perla debe estar siempre delante de nosotros, para recordar. Si la pierdo, regreso a la pupa, para aprender de nuevo”. Y así se fue volando, sosteniendo en su mano el mundo de paz.

The Island of Lessons

The Island of Lessons

Many years ago, in a distant island, a cocoon was hanging from a branch. There was a little creature in the cocoon. He was very proud because he had a special blanket interweaved with rare strings that connected him to different inhabitants of the island.
The creature in the cocoon heard a strange sound and traveled this channel on the web. He saw a brown bear who was hibernating in a big hollow tree. He found him for the noisy hiccups the bear was having. The bear was impatient by his hiccups that would not stop. "I cannot hibernate with this hiccups anymore." The creature tried to understand the situation and observed the bear. The bear decided to leave the huge hollow tree and went into a cave on the island. Inside the cave, he found an old dusty robot seating there.
“Hey, buddy, what happened to you? what are you here alone?”
The robot was not working well. It could not talk. The bear joined some wires and pushed a button and the robot reset itself.
“I am the security island robot. I have been abandoned by the leaders.”
“I have seen bad things happening in this island and they want me to keep shut. Good creatures have been mistreated and eliminated from this island.” Said the robot in a cracked voice.
“Don’t worry buddy. We are going to give them a lesson” said the bear.
The bear reset the robot. Erased the memory and changed the settings and set him to do bad things, he spoiled the robot and made him reckless.
“Go and be free. Do whatever you want and do not care about the consequences.”
The robot went out of the cave, acting with outstanding power and careless.
“Paff! Stomp! Whizzz! Plump!”
He went around the island, terrorizing all the selfish and spoiled inhabitants, making disasters everywhere he went.
“Hey, how did you get out? why are you doing all this?! stop!” the inhabitants of the island shouted trying to stop him, but the powerful robot was unstoppable. He took the power of the island and made it tremble. The island's food was based on a rare kind of plants and he destroyed the habitat.
“Sfffwwwisshhh!!” The robot sent rays to the sky making everything cold and killed the plants.
“Oh my, this mold growing everywhere, we are going to die!” said one creature. The whole island structure fell apart. There was no hope.
The island froze because of all the changes in the environment. All the creatures died. There were automated mechanisms to clean the island. In accordance with the island traditions and this system threw them into the ocean.
At this time, the bear came down from the mountain. He survived in his hibernation, and seeing the village the way it was got puzzled, “This is sad. When are they going to learn?”
Walking on the desolated road, he found the robot in the middle of the street.
The bear set the robot with the “Lesson” settings. The robot got up and moved again in his powerful way. “Lesson setting, beginning of rescue.” Said in his new voice. He got a big net and went to the ocean. In a big boat, he trawled the deep waters and collected a myriad of cocoons that were on the bottom of the ocean. “Here they come, I hope it was not in vain,” said the bear.
The cocoons came out sparkling whirling lights. Once in the shore, each creature came out of cocoons alive, spreading wings, in a completely new shape, renewed, full of admiration. “It has been a whole new experience. I have learned the truth about life. How to be good, in peace, and loving each other.” said one of the creatures. They all came with a huge pearl in its hand. It was the reward for suffering the experience and learning the lesson.
There were some creatures who got annoyed and angry by all the incidents and threw the pearl into the ocean “I don’t care! what is this silly pearl! Nobody tells me what to do! I do all I want, when I want, I don’t care about others!” All the creatures who threw the pearl away and did not accept the lesson, got wrapped back into a cocoon and soon they were as babies, hanging in branches around the trees in the island... waiting to grow, observe and learn again.
The bear returned to his hibernation tree in the mountain. This time without hiccups, until the next season, where he would be found again for the next lesson.
The cocoon that was hanging on the branch stared at the scene “I think that lesson was for me too” and sprawling its wings, came out of the cocoon turned in a magnificent flying creature. The blanket that he was so proud of was its conscience, always connected to all the creatures around him. “Today I learned that  I came to life with the wings of freedom, the same that we can lose if we are not carefully keeping the peace of the world. And the pearl must be always in front of us, to remember. If I lost it, I would go back to cocoon, to learn again.” And he flew away, holding in his hand the world of peace.

sábado, 28 de julio de 2018

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sábado, 16 de diciembre de 2017

Entre las Tablas del Piso

Rómulo se despertó con el ruido de los pasos en el techo, sobre su cabeza. Le dolía todo el cuerpo y sólo podía ver la cerradura de la puerta. Su madre bajaría en cualquier momento trayéndole un poco de pan y té. El despiadado Mr. Bricks lo había hecho limpiar todos los pisos y luego le había dado una pateadura por haber dejado caer un par de libros.
En ese momento no podía más que pensar en Romina y se levantó con la luz de la vela a seguir escribiendo. Su madre le había traído a escondidas un poco de papel, una pluma y tinta, sabiendo que se metía en problemas si Mr. Bricks lo descubría.
No había manera de salir de esa prisión debajo de la Biblioteca, Mr. Bricks tenía a su madre amenazada que si daba un paso en falso, el escarmiento lo pagaría su hijo Rómulo. Ya hacía tres años que los tenía en esta condición desde que el padre de Rómulo murió en su esfuerzo de pagar la deuda con Mr. Bricks. Ahora los tenía pagando haciendo a su madre trabajar a la fuerza y a el aprisionado en esa oscura prisión, no tenía escapatoria. El único consuelo de Rómulo era entre las rendijas de las tablas del techo donde estaba, ver pasar en su silla de ruedas a Romina, una jovencita bella y delicada que venía cada tres días a buscar un libro nuevo que le hiciera sentir esperanza en su corazón. A veces venia acompañada de su padre, Mr. Duliard. Los escuchaba conversar un poco y luego se iban. Rómulo se esforzaba por escribirle un poema cada noche y en cuanto la veía acercarse, cuidadosamente pasaba entre las tablas de su pequeño techo, el poema que había escrito, de tal manera que aparecía ante ella en el piso de madera, justo cuando pasaba sobre la prisión de Rómulo. El podía ver su sonrisa y era la única felicidad que lo ayudaba a pasar el día. Ella se detenía por un momento a leerlo y luego con cuidado lo ponía en su bolsillo, posando sus hermosos ojos verdes en el suelo, buscando la fuente de tan dulces palabras, sintiendo que estaba cerca y como si supiera que alguien lo había escrito para ella. Luego seguía su camino, soñando con encontrar a su admirador. Rechinaban las tablas con el rodar de la silla en el techo sobre su camastro, y luego Rómulo se quedaba contemplando el techo y soñando en conocerla personalmente, hasta que un portazo lo levantaba y de un jalón lo sacaban de su cama y lo arrastraban por las escaleras, a limpiar el piso nuevamente, abrillantar los candelabros y azulejos. El olor rancio del viejo sillón de Mr. Bricks le daba repugnancia, pero no dejaba que ese sentimiento embriagase su corazón, guardaba esperanzas y se henchía su pecho cada vez que pensaba en Romina y componía en su cabeza su próximo poema.
Pasó una semana sin que Romina pasase por su techo, no había sonido de ruedas ni apareció su silla con su peculiar sonido. Luego de un par de días, Rómulo tenía su poema esperando en la mano, y en un momento dado, creyó escuchar un sonido familiar y sin esperar más, pasó el papel escrito entre las tablas y cuando estaba a medio camino, se dio cuenta que no era Romina, sino su padre, quien al ver el papel emergiendo entre las tablas lo tomó y se agachó un poco, tratando de ver entre las tablas. Rómulo se quedó pasmado ante la presencia y después de un titubeo dio un pequeño golpe con su zapato, lo que sorprendió a Mr. Duliard. Pero alzando una ceja, se incorporó fingiendo arreglar su pasador y siguió su camino, recogiendo unos libros. En su corazón Rómulo ansiaba preguntarle cómo estaba Romina, ¿porqué no había venido?, ¿estaba ella bien?. Al pasar los días, escucho pasar a una señoras, y se pararon justo sobre la prision de Rómulo, y comentaban - Pobre niña, la salud la deja más cada día y ya tiene los días contados. Mr. Duliard va a estar muy desolado cuando ella se vaya. - Rómulo no pudo evitar escuchar las palabras y sintió una presión en el pecho. Siguió trabajando de noche en su dura jornada impuesta por Mr. Bricks mientras veía a su madre a lo lejos, sin poder acercarse, lavar la ropa y cocinar en una pocilga donde la tenía Mr. Bricks. La escuchaba llorar en silencio.
Rómulo siguió escribiendo sus poemas y cada vez que veía a Mr. Duliard aproximarse, dejaba pasar el poema entre las tablas y Mr. Duliard lo recogía con disimulo. - ¿qué hacía Mr. Duliard con sus poemas? - se preguntaba Rómulo. Pero con un pequeño sonido con el tacón del zapato en su techo, le hacía saber a Mr. Duliard su presencia.

Romina había perdido a su madre en un trágico accidente hacía siete años y había quedado muda y sin poder caminar por la impresión. Estaba en su lecho mustia y apagándose cada día más. Mr. Duliard entró un día al cuarto de Romina, luego de estar tres meses en cama y la había encontrado leyendo en balbuceos un papel. Mr.Buliard se acercó lentamente y se dio cuenta que el poema que ella estaba leyendo ensimismada, en voz baja, tenía la misma letra que los papeles que recogía intrigado de entre las tablas del piso de la Biblioteca. Tenía que encontrar al autor que le estaba devolviendo la vida a su querida hija.

Mr. Duliard se encaminó a la Biblioteca y preguntó al portero quienes trabajaban en la institución. El portero se mostró temeroso ante la pregunta y no supo bien qué contestar. - No estoy seguro Señor, nunca los he visto, parece que Mr.Bricks tiene empleados nocturnos -. Mr. Duliard se encaminó hacia el interior y preguntó a Mr. Bricks si podía mostrarle unos manuscritos especiales que se guardaban en un armario alto. Aprovechando que estaba ocupado, fue hacia el lugar donde emergían los poemas y dio un pequeño taconazo con su zapato. - Dime, ¿quien eres tú? -
Rómulo estaba durmiendo una siesta, débilmente, luego del arduo trabajo. - lo despertó el golpe en el techo y se levantó sorprendido - ¡Mr. Duliard! No haga esto, ¡Mr. Bricks lastimará a mi madre! - Mr. Duliard, sin rastros de temor, corrió hacia las escaleras que conducían al sótano y encontró una puerta con una pequeña ventana, cerrada con llave. Embistió la puerta con gran fuerza y la abrió de par en par. - Venga muchacho, no hay nada que temer, tu y tu madre están a salvo. Y sacó a Rómulo de la pocilga y a su madre de la miserable condición donde se encontraban a la fuerza. Mr. Bricks, que no se había dado cuenta de los sucesos, regresó con los manuscritos para mostrárselos a Mr. Duliard. Al darse cuenta que no estaba, fue a buscarlo y vio la puerta que daba a las escaleras al sótano abierta. Enfurecido, bajó con los pergaminos en una mano y el queso rancio que estaba comiendo en la otra. En su ira, bajó por las angostas escaleras que daban al mugriento sótano y enredándose su cuerpo gelatinoso con los rollos de pergaminos, dejó caer el queso y se resbaló de tal manera que rodando y tratando de detenerse con la puerta, la cerró tras de sí, quedando atrapado él mismo en su prisión. Dio muchos gritos y pateó puertas y paredes, pero nadie lo escuchó.

Por su parte, Mr. Duliard cedió a la madre de Rómulo un lugar donde establecerse y luego de unos días de recobrarse de lo sucedido y recuperar las fuerzas, llevó a Rómulo a la presencia de su hija Romina.
Romina estaba sentada en un sillón y sin saber quién era, vio a Rómulo entrar con un papel en las manos. El le dio un poema y ella al ver la escritura, se paró por primera vez en siete años y con una gran sonrisa, lo miró con aquellos ojos verdes que Rómulo había visto solo entre las tablas y lo tomó del brazo. Rómulo sintió su pecho henchirse de alegría y le besó la mano. Mr. Duliard, emocionado, con lágrimas en los ojos, sin palabras de ver a su hija caminar después de haber tenido los días contados, les abrió paso para que fueran al salón. Romina miró a su padre y habló por primera vez en años: - Gracias, te amo papá - Rómulo la cargó en brazos y la llevó al jardín donde leyeron los poemas juntos y compartieron momentos maravillosos. Vieron su sueño hecho realidad de conocerse personalmente y así iniciaron una relación maravillosa.

Tres semanas más tarde vino la policía a la Biblioteca a investigar y abrieron la puerta del sótano. Encontraron a Mr.Bricks en el suelo, llorando, con los ojos desorbitados, con una bola de papeles en las manos. Eran los poemas que había estado escribiendo Rómulo mientras estuvo allí. La policía lo condujo a la cárcel por rapto y maltrato y permaneció allí por quince años. Al salir había perdido muchísimo peso y se había dejado crecer una barba larga gris. Difícil de reconocer.

Para ese entonces Rómulo había ya publicado su libro de poemas y otros más, haciéndose famoso. Habiéndose convertido en un escritor exitoso, compró una casa para vivir con Romina, donde tenían una vida feliz con tres hijos y le había comprado un pequeño cottage a su madre cerca de ellos.

En esa época, Mr. Bricks salió de la cárcel, flaco, con barba larga, cabello blanco, pero a pesar de los años, en su corazón albergaba tremendo odio por Rómulo y su madre y prometió vengarse. Se enteró que vivían en una casa por el acantilado y decidió darles una visita.
Tocó la puerta de la casa y se presentó como Juan, el jardinero, ofreciendo sus servicios. Romina al verlo, le dio compasión, le preguntó a Rómulo, quien al verlo, no reconociendo quién era por su delgadez, barba y sombrero, aceptó. Le dieron una pequeña cabaña fuera de la casa para que viviera allí. El viejo Bricks, no perdió tiempo y comenzó a planear su venganza. Se fue al pueblo con el dinero que le había dado Rómulo por su trabajo de jardinero y compró una botella de veneno para cumplir su plan maquiavélico, y una botella de licor para festejar su pérfida victoria. En la noche, mientras la familia dormía, sacó un balde de agua del pozo con intención de envenenarla y dárselas a tomar al día siguiente. Se fue así a festejar con su botella de licor en un bolsillo, la botella de veneno en el otro bolsillo caminando hacia el acantilado a contemplar la luna y las estrellas en su delirio. En medio de su borrachera, tarareando, se le acabó la botella de licor. Recordaba refunfuñando los poemas de Rómulo, que había leído una y otra vez mientras estuvo encerrado, y más rencor le daba y en su embriaguez.

Al ver que la botella estaba vacía, buscó en su otro bolsillo y encontró otra botella llena. Sin percatarse que era el veneno, la abrió en su ebriedad y se la tomó sin sentir siquiera su amargura. Al terminarla, se percató, pero ya era tarde. En medio de calambres cayó al suelo, y mirando el cielo, sintió que su festejo se había convertido en una batalla entre la vida y la muerte. De pronto la venganza no tenía sentido, se le iba la preciosa vida. Estaba allí solo, muriendo, y en su corazón solo resonaban los poemas de Rómulo, ahora lo veía todo claro, la luz, el perdón, el amor. Y rodando de dolor, cayó por el acantilado.

martes, 27 de junio de 2017

Volteando la Esquina

Emma miraba la gran pintura de la Balsa de la Medusa y se sentía desfallecer y ahogarse en su propia pena, al igual que todos los náufragos. Sintió que las olas de las emociones la ahogaban y que la corriente del destino la arrastraba. Ya no soportaba más la miseria en que se encontraba su vida, estaba dándose por vencida. Se ahogaría al igual que todos en la balsa. Luego de haber estado parada contemplando la espectacular pintura, Emma se reclinó en la pared y encendió un cigarrillo. No se hallaba a sí misma, todo parecía darle vueltas. A los pocos segundos se acercó un guardia y le dijo que estaba prohibido fumar en el recinto y que debía apagar su cigarrillo al instante. Así lo hizo Emma, pero no pudo evitar sentir una intensa angustia, porque se había equivocado una vez más; había hecho lo que no debía hacer y se había traicionado a sí misma. La inundo un sentimiento de ansiedad, de desesperanza y sólo quizo irse a dormir para despertarse al día siguiente. Desde que la había dejado Renzo, no podía concentrarse en nada, sólo se la pasaba el día entero pensando en él. No podía escribir, no podía pintar y le aterraba salir sola. La ciudad se había vuelto su enemigo y no deseaba ver a nadie. Se la pasaba en su apartamento, tomando café y leyendo los viejos poemas que Renzo le había escrito. 
Camino a su casa se sentó en una banca en el puente que cruza el río. Se quedó mirando el río, pensando cómo sería tirarse al agua helada y dejar que se la lleve a Dios sabe donde. Sólo quería desaparecer del universo. Pensando esto, volteó a la derecha y vio un perro de manchas blancas y grises, de mediano tamaño, mirando el río melancólicamente. Quizá a su amo se lo llevó el río - pensó Emma. Y sintiendo tristeza en su corazón, se acercó. Con mucha delicadeza, acarició su cabeza y el perro levantó la mirada y la miró a los ojos. Emma se agachó y lo abrazó con mucha ternura. Le dijo unas palabras y se levantó para seguir camino a su apartamento. El perro se quedó mirándola como se alejaba y comenzó a caminar, siguiéndola. Emma se sintió confundida, pensando que el perro quizá tenía dueño o si realmente la estaba siguiendo o es que el perro tenía su propio rumbo. Al cabo de dos cuadras, Emma volteó la esquina y esperó. El perro paró en la esquina y se quedó mirándola. Entonces paró en un carrito que vendía hotdogs y le compro un hotdog al perro, quien se lo comió en un santiamén. Luego moviendo la cola, levantó las patas delanteras y las puso sobre su pecho y le comenzó a lamer el cuello. Emma se llenó de alegría y comenzó a juguetear con el perro. Corrieron juntos por un par de cuadras hasta que llegaron al departamento. Entró y dejó entrar al perro. Entró y de un salto se trepó al sofa y se echó allí, estirando sus patas muy cómodo. Emma dijo: desde ahora te llamarás Alegro, porque has venido a alegrar mi vida. Gracias por ser mi amigo y hacerme compañía. Vamos a disfrutar desde ahora compartir este espacio juntos. Gracias Alegro!  

lunes, 26 de junio de 2017

Entre Cantos y Pétalos

Esta mañana vi salir el sol entre los árboles. El viento estaba soplando un poco, lo suficiente como para mover las hojas del sauce, justo al pie de la acequia. Luego vino un conejo de entre los matorrales, se paró atentamente por si alguien venía y prosiguió su camino hasta la corriente de agua, donde tomó unos sorbos y se limpió las orejas con sus dos patas delanteras. El color caramelo de su pelaje brillaba más con los rayos dorados de la mañana. Luego dio un salto y desapareció entre las plantas al otro lado. Los rosales no han brotado todavía, pero veo que tiene unas hojitas verdes menudas saliendo desde las puntas de las ramas. El gras está cubierto de una fina capa de humedad y una babosa resbala lentamente dejando una estela brillante.
No he escuchado a Silvana todavía. Debe estar durmiendo y soñando que juega en el jardín. Me voy a sentir tan feliz cuando la vea salir por la puerta, dando saltos y haciendo danzar sus trenzas rojizas al son de sus zapatos azules. Espero que venga trayendo una canasta como acostumbra para recoger algunas de mis flores.
Ella siempre se acerca a ver mis pétalos muy de cerca y percibe mi perfume con su pequeña nariz. Quisiera decirle cuanto la quiero y cuánto me gusta estar con ella... si pudiera hablar. Pero mis hojas se agitan cuando ella se acerca y vibran con el tono de su voz cuando empieza a cantar hermosas melodías. Oh, esas canciones luego quedan en mi memoria y se repiten una y otra vez, recordándola durante el resto del día. Recuerdo cuando venía con su hermana Raquel y las dos preparaban el té en una mesita del jardín. Pero a Raquel no la he vuelto a ver. Escuché que se ha ido a una escuela más lejos y que vendrá por Navidad. Quizá por eso Silvana esta durmiendo más tarde porque se aburre al no ver a Raquel. Me he esforzado mucho para tener más flores últimamente, así Silvana viene a verme más seguido. Me encanta sobretodo cuando trae a Travieso, su perro, y tira una pelota y él la recoge una y otra vez. Es muy divertido.
Mis pétalos han comenzado a cambiar de color últimamente. Ahora son más azules que antes, pero parece que eso le agrada a Silvana. Digamos que mis flores cambian de humor cada cierto tiempo. Quizá eso signifique que estoy aburrida o triste, quien sabe.
Todavía recuerdo cuando Raquel se subió al árbol para recoger unos mangos y se resbaló, cayendo como un zapallo. Comenzó a llorar desconsoladamente y vino su mamá y le untó una crema en la rodilla, que se le había hinchado como una granada. Como quisiera tener pies y manos para poder jugar con ella. Yo también quisiera sentarme a tomar el té y cantar canciones de tonadas divertidas. Tomarnos las tres del brazo y bailar alrededor del jardín. Eso es lo que más me gustaría. Pero me contento con que Silvana recoja mis flores y luego me lleve con ella y me ponga en un florero muy bonito que tiene en la sala y desde ahí puedo ver cómo toca el piano y su papá lee el periódico, moviendo el pie al ritmo del piano. Veo como su mamá revisa las cuentas y luego pasa llevando la ropa a lavar. También me lleva al florero de su dormitorio. Y eso es lo más bonito cuando en la noche se pone de rodillas y hace una oración con todo su corazón. Reza por su hermana Raquel para que regrese pronto. Le pide que le dé otra hermana con la que pueda pasar los días y compartir pasatiempos juntas. Me estremece el alma cuando le corren lágrimas por las mejillas, y luego se cubre la cabeza y entre sollozos de queda dormida. Quisiera ser su amiga y consolarla cuando se siente triste, quisiera compartir pasatiempos con ella y quisiera decirle cuánto me duele verla llorar.
Silvana no se ha levantado esta mañana. Mis tallos ya se están quedando sin agua y pronto no podré verla desde el florero. Ha comenzado a sudar mucho y mueve su cabeza de un lado al otro. Pareciera que le ha dado una fiebre alta, pero no veo a nadie que venga a ayudarla. Travieso se ha trepado en la cama y se ha echado junto a ella para hacerle compañía. Su mamá tocó la puerta, pero Silvana no contesta. Piensan que se fue a la escuela más temprano, pero no saben que Silvana esta enferma en cama. El teléfono ha comenzado a timbrar, Silvana lo mira pero no tiene fuerza para levantarse a contestar.
Son las tres de la tarde y con el calor mis pétalos ya se han caído. Ya no pude verla más desde el florero, mis flores allí se secaron. Desde el jardín percibir cómo se siente. Tristemente, no puedo alcanzarle un vaso de agua ni buscar ayuda.
Son las seis de la tarde y nadie llegó a verla. Son las nueve de la noche y ha salido su mamá sollozando tristemente y la siguió su papá para consolarla. Silvana a muerto de fiebre tifoidea y nadie estuvo ahí para salvarla. Toda la familia se ha reunido para el velorio.
Raquel se ha acercado a mí y ha sacado varias de mis más hermosas flores, con hojas y todo. Me ha sacado casi por completo, con tallos y hojas y me ha llevado para ponerme sobre el cajón donde pusieron a Silvana, quien se ve muy bella. Tiene un semblante de paz como nunca vi. Raquel me puso entre las manos de Silvana y luego han cerrado el cajón conmigo adentro, en las manos de Silvana. Hoy me quedaré dormida con Silvana, mi mejor amiga. Nos enterrarán juntas y nos quedaremos para siempre juntas. Nos haremos polvo juntas y seremos luego el alimento para un árbol nuevo. Nuestras ramas crecerán mucho, dando sombra a muchas criaturas. Daremos mucho fruto y en nuestro frondoso ramaje harán nido aves del cielo. Juntas para siempre.